¿Qué
haces cuando una persona pesa? En sentido literal y figurado. Cargar cansa,
duelen los hombros, la espalda, el cuello, incluso la cabeza. El abrazo puede ser abrumador porque pesa y entristece.
La pareja intentaba dormir. Ella se movía como lombriz, él roncaba,
ella se quitaba la almohada, él mataba mosquitos, ella veía el reloj, él veía su Facebook, ella iba a orinar, él
prendía la luz y fumaba. En realidad era una pareja dispareja, una pareja que
se quería mucho, pero que no sentía mariposas o colibríes en el estómago por
más que lo intentaran.
Una
de esas noches de insomnio, ella puso su mano sobre el hombro de él, pero él la
apartó, y es que ella era de huesos pesados, se le clavaban como espinas. Él cruzó su
pierna en la de ella, pero a ella se le dormía inmediatamente, era como un saco
de papas y todos sabemos que los sacos de papas pesan muchos kilos.
—Quiero decirte algo —dijo
él.
—Yo también.
—¿Quién empieza?
—Tú primero.
—No, tú.
—Bueno, los dos al mismo
tiempo.
—Una, dos,
tres —dijeron.
—Me pesas —contestaron ambos.
Ella
se había jorobado con el paso del tiempo, él trataba de mantener la postura
adecuada, sin embargo el peso terminaba venciéndolo.
Él se quedó en la casa,
se deshizo de los muebles, compró plantas y adoptó un gato. Ella regaló varias bolsas de ropa y tiró aquella
maleta que siempre usaba cuando viajaba y que tanto le pesaba.
Dicen
que él recuperó el sueño y ella la levedad.