Pese a las múltiples fracturas, hay un deseo escondido de cicatrización, de borrar los daños secundarios. Esa memoria que a veces vuelve a dañar el alma y a recordarnos quiénes somos.
Hoy no quiero pasado, preferiría conjugarme en presente indicativo.
Ah, lo maravilloso del pasadi es que se queda en el pasado. Aunque a veces el pasado se confunde con presente, es así que los recuerdos sin tan inesperados y llegan cuando menos los buscas, así es esto del olvido y la sanación de las heridas.
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