Estábamos en una reunión, al parecer era
en el campo. Había varias personas. Mi amigo estaba particularmente sensible.
Sentado junto a mí, que fui su pareja durante pocos meses, comenzó a llorar. Lo
abrace y así permanecimos varios minutos.
“Fui una pareja vieja para ti, para M,
para X y para C. No hay mucho que hacer. Estoy harto del veneno mensual. A la
chingada, me doy por vencido. He decidido soltarme”, dijo mi amigo.
Me dejó unos minutos en el sillón y desde
la ventana vi cómo abrazaba a otra chica, quizá otra ex novia.
El despertador sonó a las 8 de la mañana. Aún no podía distinguir si me encontraba llorando en el campo con mi amigo o tras las cobijas. De lo único que estaba segura era de que deseaba escuchar su voz y guardar la certeza de su respiración con toses intermitentes incluidas.
El despertador sonó a las 8 de la mañana. Aún no podía distinguir si me encontraba llorando en el campo con mi amigo o tras las cobijas. De lo único que estaba segura era de que deseaba escuchar su voz y guardar la certeza de su respiración con toses intermitentes incluidas.
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