Y pasa que esos que alguna vez fueron parte de tu vida se
convierten en un poste, en una pared, en una calle a las cuatro de la mañana,
en un infomercial. Pasa que sus voces, aunque familiares, son ecos que retumban
en tus oídos sin provocar. Pasa que ya no te identificas con sus proyectos, ni
con su círculo de amigos pasados o recientes y menos con sus deseos. Pasa que
los abrazos se articulan mecánicamente, con los brazos y las manos de robot.
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